El hijo secreto del siciliano by Angela Bissell

El hijo secreto del siciliano by Angela Bissell

autor:Angela Bissell
La lengua: spa
Format: epub
editor: Harlequin, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
publicado: 2020-05-18T11:10:08+00:00


Annah se despertó con el sonido que hacían las cortinas al abrirse. La luz invadió la habitación y ella se sentó y parpadeó.

–¡Buenos días! –dijo Celeste en tono alegre.

Ella la miró.

–¿Qué hora es? –le preguntó.

–Las ocho en punto –respondió Celeste, mirándola con preocupación–. Me dijo que quería el desayuno a esa hora, ¿verdad?

–Sí –respondió ella, recordando vagamente que Celeste le había hecho la pregunta el día anterior.

Planeaba estar preparada para esa hora, teniendo en cuenta que Ethan solía despertarse a las siete.

Miró hacia la puerta de su habitación.

–Está jugando en la sala de estar –le informó Celeste, adivinando sus pensamientos.

–Voy a lavarlo y vestirlo –dijo Annah, retirando la ropa de cama para levantarse.

–Ya está hecho –le informó Celeste, sonriendo de oreja a oreja–. Lo ha hecho casi todo él solo, yo lo he ayudado muy poquito.

–Ah.

Annah no supo cómo sentirse al respecto. Ella era la única que ayudaba a su hijo por las mañanas.

–Su desayuno también está en la salita –le dijo Celeste–. Volveré dentro de media hora a ver si necesita algo más.

Se giró para marcharse, pero se detuvo antes de hacerlo.

–Ah, el signor Cavallari me ha dado una nota para usted. Está con el desayuno.

En cuanto Celeste desapareció, Annah salió de la cama, se puso un jersey encima del pijama y corrió a la sala de estar.

–¡Mamá!

Ethan dejó caer la pizarra magnética que tenía en la mano y se lanzó a abrazarla.

–Hola, cariño –le dijo ella, abrazándolo y aspirando su olor–. ¿Qué estás dibujando?

Él se lo enseñó.

–¿Es Míster Pickles?

Ethan asintió.

–Lo echo de menos.

–Yo también, pero ya sabes que Chloe lo está cuidando.

–Sí –respondió él sonriendo–. ¿Vamos a ir a la playa hoy?

Annah dudó.

–Tal vez –dijo, pensando en la nota que le había dejado Luca–. ¿Has desayunado ya?

Él le contó que Celeste le había dado fruta y tostadas, después se puso otra vez a dibujar y Annah se sentó a la mesa, que estaba colocada delante de un ventanal con vistas al jardín. La mesa estaba llena de fruta, yogur, pasteles, tostadas y mermeladas, una jarra con zumo de naranja, café y té. Era demasiada comida para un niño y un adulto y Annah esperó que no se echase a perder lo que ella no se tomase.

Vio un pequeño sobre apoyado en una taza de porcelana china de flores, lo agarró y sacó una nota.

La letra de Luca era grande y redondeada.



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